68.
El amor nunca es sufrido y considerado, nunca es dejado. El amor nunca es jactancioso o engreído, nunca es grosero o egoista, nunca se ofende ni es resentido. El amor no haya placer en los pecados de los demás y se deleita en la verdad. Siempre está dispuesto a excusar, confiar y soportar todo lo que venga.
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