Ni lo ángeles del cielo ni los demonios de las profundidades del mar
podrán separar mi alma, el alma de la hermosa Anabel Lee. Pues la luna
nunca resplandece sin traer más sueños de la hermosa Anabel Lee. Y las
estrellas no brillan, pero tengo el brillo de los ojos de la hermosa
Anabel Lee. Y así toda la noche de marea, yazgo al lado de mi adorada, mi
adorada, mi vida, mi prometida.
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